Una de las preocupaciones más frecuentes cuando eres el anfitrión de un almuerzo o cena es la elección del menú. Nos preocupa especialmente que guste a todos los invitados y que esté calentito y en perfecto estado a la hora de servirlo.
Para ello, como para todo, hay trucos fáciles de seguir y que tendrán como resultado tu tranquilidad y la satisfacción de todos.
Para agradar a tus invitados, te sugiero que cuando diseñes el menú, la misma semana del encuentro, envíes un mensaje a cada uno de tus invitados como recordatorio de la invitación, indicándoles el lugar (si es necesario indicaciones para llegar) y hora y, de paso, en ese mismo mensaje, puedes preguntar si tiene algún tipo de intolerancia o alergia alimenticia. Normalmente este tipo de pregunta da pie a que además te diga qué alimento no les gusta nada. Te ayudará a escoger los platos, además de que será visto como un gesto de cortesía por tu parte.
Cuando ya conocemos a nuestros invitados y no es la primera vez que vienen a nuestra casa solemos tener ya este tipo de información y no será necesario preguntar nada.
Ahora que ya sabemos que alimentos no debemos incluir, tenemos que pensar en un menú que no nos obligue a estar hasta el último momento en la cocina, o que implique ausentarnos demasiado tiempo en presencia de los invitados para preparar el plato.
En general, piensa que el menú ideal es aquel que, además de estar delicioso, pueda prepararse y estar listo, al menos, una hora antes de que lleguen tus invitados, para que puedas arreglarte con tranquilidad. Los anfitriones deben estar con buen aspecto para recibir a sus invitados.
Puedes escoger de primer plato:
Una ensalada, de hojas verdes o de pasta, que puedes preparar con antelación. Prepara el aliño en una jarrita aparte, que verterás sobre la ensalada cuando los invitados ya estén sentados.
Una crema caliente, sopa o consomé, que simplemente se templará minutos antes de sentarse a la mesa.
Una sopa o crema fría, de pepino, o guacamole, o puerro, o clásicos de la gastronomía española, como los gazpachos, los ajoblancos o salmorejos, platos que serán perfectos para épocas calurosas y que reservarás en el frigorífico para que estén en su temperatura óptima.
Un pastel de verduras o pescado.
Entrantes ya preparados, como una tabla de quesos, embutidos, patés, etc.., que tendrás en el frigorífico tapados con papel film para que al sacarlos estén perfectos. Si vas a servir jamón ibérico, sácalo antes para que tome brillo y "sude".
Si son pocos invitados, algunos platos fríos permiten que los presentes ya servidos en bowls, como un cócktel de marisco, una ensaladilla o un salpicón. Metes individualmente las porciones tapadas con papel film en el frigorífico y sólo tendrás que sacar a la mesa las porciones individuales.
De plato principal:
Es perfecto cualquier plato que puedas preparar con antelación y que sólo tengas que calentar para que esté listo. Yo soy muy partidaria de escoger un guiso, un estofado o un "plato de cuchara".
Si quieres preparar un arroz, te recomiendo tener el sofrito preparado antes de que lleguen los invitados y 15 minutos antes de sentaros, incorpora el arroz y remata el plato.
Si quieres hacer un principal de carne asada, lo mejor es que la hornees antes de que lleguen pero dejar el toque final, el último golpe de horno, para cuando estésis tomado ese vino, justo antes de sentaros.
Si preparas guarnición, será apropiada cualquiera que no tengas que freír.
Sé que es muy radical y quizás sea porque con el pescado soy especialmente exigente, pero yo excluiría los platos de pescado para estas ocasiones. Corres el riesgo de servir un pescado que finalmente acabe seco.
Tienes que pensar que además de cocinera (o cocinero), eres anfitriona (o anfitrión), así que tras haber vestido la mesa y cocinado, te habrás aseado, cambiado de ropa, atusado el pelo y, a lo mejor, maquillado. Si escoges un plato en el que tengas que pasar de nuevo por la cocina, con demasiados vapores, calores y olores, arruinarás tu especto.
De postre:
Yo soy muy fan de las porciones individuales en vasitos o bowls, que dejarás previamente en el frigorífico, para que sea más cómodo a la hora de servir: una mousse de chocolate, una crema de limón, unas natillas o un tiramisú, por ejemplo. También es muy "resultón" servir en el momento, en cuencos bonitos, unas bolas de helado, a la que le añadirás unos frutos secos o frutas rojas, como toque final.
Obviamente excluimos de este artículo invitaciones a un "asado argentino", "barbacue", "churrasco", así como paellas al aire libre u otro tipo de invitaciones en las que la cocina del plato forma parte del evento.
Seguro que hay muchos más platos perfectos, de diferentes países, que cumplen con las características de las que te he hablado en este artículo. Esos que no te exijan estar hasta el último minuto pegada o pegado a a la cocina. Me encantará que los compartas aquí!.
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