Quién me conoce bien sabe que para mí vestir una mesa es una acto casi sagrado. Especialmente mi hermana, que me ha tenido que sufrir durante muchos almuerzos de familia y especialmente en las fechas navideñas. No creas que en mi casa funcionamos como en el Palacio de Buckingham de lunes a viernes... Pero cuando recibo invitados, me gusta guardarme un tiempo generoso para vestir la mesa. Y suelo hacerlo con bastante tiempo, recreándome en cada gesto, mucho antes de que lleguen los invitados, dejando los detalles especiales para el final. Como en un arreglo floral.
Cómo vestir la mesa, el orden de los cubiertos, de los platos, cuántos se deben poner y cómo. Creo que es uno de los temas que más me han planteado cuando de protocolo se habla.
Y yo no puedo evitar acordarme de dos imágenes de Julia Roberts, protagonizando a Vivian
Ward en "Pretty Woman". En la primera, el maravilloso Héctor Elizondo, que hace el papel del manager del hotel, le explica el orden de uso de los cubiertos, que también será el orden de colocación de los mismos (desde la parte más lejana hasta la más cercana al plato, siguiendo el orden de los platos a servir).
Y en la segunda, de nuevo la protagonista mira angustiada los cubiertos, para ver si entre ellos logra encontrar el adecuado para comer los caracoles. Te recomiendo nunca seleccionar un plato complicado de comer para evitar que un invitado tuyo se sienta abochornado. Y si es tu capricho hacerlo, explica cómo comerlo con naturalidad cuando lo sirvas, como lo hacen en un restaurante con Estrella Michelín.
Comencemos por el principio:
El mantel. Usa manteles individuales sólo si tu mesa no es muy delicada, pero es bonita y quieres lucirla. Son apropiados para un encuentro más informal, pero no los uses si se trata de una cena, en la que es más aconsejable un mantel que cubra toda la mesa. Para todos los casos siempre es adecuado un mantel tradicional, más o menos formal, según la ocasión.
Te recomiendo tener un mantel blanco, sencillo, que puedas lavar con lejía ante una mancha de vino tinto y te asegures de que siempre va a estar perfecto. El mantel blanco es al menaje lo que la blasier negra es al fondo de armario. Y mi madre, sabiéndolo, fue uno de los regalos que escogió hacerme en uno de mis cumpleaños. Uno de los más preciados. Un mantel blanco de 12 servicios , hecho a medida, precioso, sencillo y elegante.
Si quieres poner otro tipo de mantel, no hay problema, los hay realmente bonitos!, pero procura que esté en consonancia con el resto de los elementos de la mesa.
Respecto a la medida, el mantel deberá cubrir toda la tapa de la mesa, colgando desde el borde de la misma al menos 1/3 de la distancia que haya desde la mesa hasta el suelo. Por ejemplo, si desde la tapa de la mesa hasta el suelo hay 75 cm, el mantel deberá colgar 25 cm.
En ciertas ocasiones, se utiliza un cubremantel y un mantel hasta el suelo. Cuidado con esta opción, puede resultar elegante, pero es algo incómoda y peligrosa, pues cualquier invitado puede pisar una esquina del mantel y tener un disgusto.
El mantel debe ir sobre un "muletón" o "manta. Este es un protector mullido que cumple varias funciones: proteger la mesa de derrames de líquido, que resulte agradable al contacto con los brazos del comensal y evitar ruidos al apoyar los diferentes elementos del menaje en la mesa. A mí me gustan bastante "gorditos", pero, ojo!, asegurándose siempre de que las copas no se tambaleen sobre la mesa.
El mantel deberá estar, obviamente, limpio y perfectamente planchado. Yo suelo darle el toque final con la plancha cuando ya está en la mesa sobre el muletón. De esta forma resulta fácil quitar las marcas de haber estado doblado.
Y a todo mantel, le acompañan sus servilletas, que pueden ser del mismo juego del mantel o unas que combinen bien con él. Procura tener alguna de repuesto, por si es necesario cambiársela durante el encuentro a un invitado. Respecto a dónde se coloca, hay diversas opiniones. A mí me gusta colocarla a la derecha del plato, puesto que la mesa se viste, como norma general, para diestros. También, dependiendo del momento, me gusta ponerla sobre el plato llano, nunca sobre el hondo (doblada en rectángulo o en triángulo, según gustes). A la izquierda también es correcto, pero nunca dentro de una copa. Jamás!.
Como buena historiadora, ante la duda en cualquier cuestión de protocolo, recurro a las fuentes. Y en protocolo, las fuentes son la Casa Real. Que no sabes el orden de las copas?, busca una foto de archivo de la Casa Real de una cena de gala y observa cómo lo han hecho (mi referencia es la española, por formación y porque es una Casa Real bastante moderna, por lo que simplifican más algunas puestas en escena, más que la Casa Real inglesa, por ejemplo) . Ahí se acaba la duda y la posible discusión, si es que la hubiere.
Decidí, en el último momento dividir este artículo en dos, por el temor de que te ocurriese como a mí, que cuando en una entrada de Fb o WhatsApp escriben tanto como para que aparezca "SEGUIR LEYENDO", tengo la tentación de no comenzar a hacerlo.
(Próximo artículo: La vajilla, los cubiertos y la cristalería)